domingo, 4 de noviembre de 2007

Tata ayuya

Fue en junio,
emprendió vuelo repentinamente
una mañana de invierno
un ataque fulminante fue su pasaje

como cóndor erguido se marcho
sin molestar, sin dejar amargura
con recuerdo alegre
para quienes estuvimos a su lado

Como una sonrisa venida de San Eugenio
Como el riel que hoy acariciaste
Como unas zapatillas de lona
Como un saco de alimentos vienes a mi

Tu recuerdo me busca,
el mensaje visionario
¡Los satanaces no tienen cura!
Los lingotes tampoco...

Y tu recuerdo no se olvida
Vienes a mi, ahora mas que nunca
Tu eterno cuidado
Tus desvelos

La vieja chica te sigue recordando
Te extraña, su alma no se consuela
Su vida sigue ligada a ti
Y la nuestra también

Eres el eterno, aquel que lo dio todo
Aquel que no hizo diferencias
Estas aquí ahora, con tu sonrisa contagiosa
Como recién llegado de San Eugenio.